mayo 22, 2003

La Marca Maldita
Soy portador de la marca maldita. Lo sé desde hace mucho. En etapas de mi vida, no era evidente, pasaba desapercibida, estaba oculta, esperando aparecer. Solo después de adulto emergió. No he olvidado nunca aquellas
primeras muecas de espanto lanzadas por quienes comprobaban estar frente a frente con un portador de tan abominable signo, símil del número de la bestia, el cuarenta y dos.

"Cuarenta y dos ??, dijo, cuarenta y dos señor !!", señalaban entre incrédulos y horrorizados, sí respondía yo, con encogimiento propio de quién se sabe un maldito portador. Y como no actuar as?, he sido prácticamente expulsado de tantos lugares en donde se constataba mi condición. Normalmente - mi escéptico interlocutor - a regañadientes procedía a comprobar por si mismo la blasfemia que yo afirmaba con culpabilidad. Malhumorado, buscaba nerviosamente la cinta de medir en uno de sus bolsillos, "mmmm...así es que cuarenta y dos ahhh, imposible !!", mascullaba mientras practicaba la medición. Con apatía asumía yo el proceso, acostumbrado hasta el cansancio, a experimentar la misma escena. Cuando no cabía duda ya, mi interlocutor, se
hacía un poco atrás y pensativo me observaba, no decía palabra alguna, solo me observaba de cabeza a pies; La expresión en su rostro delataba claramente sus reflexiones, casi podía escucharlo, "mmmm, suerte la mía, es un maldito cuarenta y dos !!, hace años que no estaba frente a uno de estos...". Acto seguido se alejaba, llamaba a otros, conversaban inquietos, me apuntaban, deliberaban, después de unos minutos, cuando parecía haber completa anuencia, venía hacia mí y en tono severo y circunspecto decía rotundo, "señor, esta tienda no tiene trajes de la talla que Ud. indica". Lapidaria frase, sonaba a algo como "señor, su presencia nos ofende, retírese de forma inmediata, es persona non grata".

Tantas veces la misma historia.

Sueño que despierto por la mañana, mi ropa - la de siempre - ahora no me queda; pesadilla ?, no !!, es mágica quimera, soy ahora un cuarenta y ocho, un cincuenta, un cincuenta y dos !!. En mi sueño, corro a los malls, a las tiendas, está la que proporciona pascua feliz para todos, la de las ventajas y rebajas, no es aquella la de las 48 horas más baratas ?, todas mías ahora !!, compro y compro, uno, dos, cinco, veinte trajes; que maravilla, todos me ajustan a la perfección, los vendedores sonríen felices, exquisita atención recibo. Nunca más nadie apuntándome, nunca más, odiosos dependientes intentando hacerme creer que el talle, "se lleva así, larguito, esta temporada", o que con unos "muy mínimos cambios", el esperpento que soy
ahora reflejado en el espejo, cambiará a hidalgo.

Vuelvo a casa radiante, llevo mis nuevos trajes, es tarde, mañana usaré el azul, el gris, o el café ?, duermo feliz, despierto y brinco enérgico de la cama, abro el closet y...nada !, están solo mis trajes de siempre, el café claro al que hubo que arreglar casi todo, el verde paco, es que no había ningún otro, era ese o ese, también el azul brillante, originalmente solo azul, el brillo es un logro del uso persistente y obstinado, es el que mejor me queda, el único original talla cuarenta y dos, sin ningún cambio, cero
arreglo, me quedó a la primera, lo compré el 98, en una liquidación de ropa china, me caen bien los chinos, si no fuera por ellos, no tendría tampoco donde comprar zapatos número 37.