junio 14, 2009

Nos siguen ganando...

Hojeo densos estudios publicados por serios organismos dedicados a analizar la realidad social chilensis, escucho con aburrimiento a conspicuos representantes de los poderes del estado, me dedico con estoicismo a mirar en la T.V local, fugaces entrevistas que ofrecen sesudos politólogos, los de turno. Se muestran todos alarmados, agitados, nerviosos, ¿Que está pasando, cuál es el motivo?:la existencia de un millón y medio de personas jóvenes que permanecen inmutables a cuanto intento se ha hecho por lograr convencerlos que concurran a inscribirse a la oficina del registro electoral correspondiente.


jugando a votar


Declaro no entender el motivo de tamaña exaltación, al revés, creo que deberíamos sentirnos tranquilos de comprobar que existen en el país, tal cantidad de personas sabias y sensatas, que están sorteando con éxito la maquinaria para hacerlos creer que participar con el voto en un proceso eleccionario político, es sinónimo de un genuino proceso de elección de representantes. Nada más falso, los jóvenes lo saben hace tiempo.


Los expertos, están alarmados pero muy cautelosos. No es para menos, se trata de un universo compuesto por cerca de dos millones de personas respecto de los cuales nada se sabe acerca de como eventualmente podrían votar. Capaz que no convenga que lo hagan, podría desestabilizarse el precario equilibrio de las fuerzas en aparente pugna, o quién sabe que otra catástrofe de índole social. Mejor los mantenemos así, y hacemos como que nos interesa que participen, generamos algunos proyectos de leyes, discutimos, encargamos estudios, pero llegamos hasta ahí no más, no tiene sentido asumir riesgos innecesarios, menos ahora, ad portas de iniciar un nuevo proceso de elecciones presidenciales.


Quizás esto explique mejor el porqué representantes del oficialismo y también de oposición, comparten sospechosa actitud frente al tema, o porqué aún se mantiene el ridículo horario de atención de las oficinas inscriptoras, o simplemente porqué no hay más de ellas, emplazadas en lugares de gran afluencia pública como estaciones de metro, o en las cercanías de sitios que frecuentan los jóvenes, campus o barrios universitarios, o porqué la demora en implantar un proceso de inscripción automática. ¿No será que hay escaso interés real por obtener la participación de los no inscritos?.


el voto es secreto


Surge otro temor, el proceso de votar, será ¿voluntario u obligatorio?. Hablan de nuevo los expertos, - sociólogos que han estudiado los fenómenos sociales aquí y en la quebrada del ají - son los llamados consultores, a ellos acuden las altas esferas del poder, para recibir el oportuno consejo técnico respecto a "como conducir a la masa social hacia esquemas y modelos de mayor participación democrática", elegante eufemismo para referirse a "como hacer para que unos pocos, - los mismos de siempre -, escojan entre ellos, a quienes corresponde el turno de ostentar el poder, y además parezca un proceso cabalmente legítimo".

Sentencian con severidad los consultores: debe implantarse la obligatoriedad de votar. A continuación argumentan con una tonelada de frases ambiguas que darían para elaborar un manual de varios volúmenes. En términos sencillos y directos, los expertos están señalando que "la masa social", es decir Uds., yo, - nosotros -, poco y nada sabemos acerca de lo que queremos y menos aún de aquello que es realmente bueno para nosotros, luego entonces, será absolutamente necesario, crear los mecanismos para conducir al "rebaño" social hacia el modelo "que todos queremos", frase predilecta, de uso habitual, extraída del mismo voluminoso manual de eufemismos que suelen consultar los expertos.

Siento envidia por lo no inscritos. En algún momento del pasado inmediato, con una tremenda dosis de ingenuidad y los sentidos algo atontados por la tremenda expectativa de participar en algo trascendente, como pensaba yo, eran los procesos de elección democrática, corrí presuroso a inscribirme en el registro electoral, es más, mi ingenuidad llegó a tal extremo que participé con cierto gozo como vocal de mesa. No pasó mucho tiempo para que los sentidos se recuperaran y cayera en la cuenta que se trataba de los mismos de siempre, y no me estoy refiriendo a una facción específica, sino que a todos por igual.


familia que vota unida...

Ante nosotros aparecen como antagonistas políticos, en la intimidad, una sola gran familia sufriendo las típicas y normales desavenencias. Nada que una buena conversación no pueda arreglar. La familia es la familia y hay que mantenerla unida a como de lugar, cuestión que tiene mayor sentido hoy en día, y que nuestra familia política ha entendido muy bien.

Ellos saben que el gobierno central no reside en el propio país, sino que en puntos alejados del mismo desde donde se entregan los instructivos para el siguiente año: metas macro económicas que deben ser alcanzadas, tasa de inflación, desempleo, natalidad, mortalidad, salario mínimo, balanza comercial, y un largo etc. ¡Ay¡ del país que no cumpla, - o se rebele -, en ese mismo instante aparecerá un equipo de Comisarios, no precisamente de aquellos que muestran las películas, estos son otros, poderosos representantes de los organismos encargados de llamar al orden a las naciones que de vez en cuando, se salen de la fila. Bien lo saben nuestros vecinos.



ilusionismo electoral


Decidí no seguir envidiando a los no inscritos y practicar la objeción de conciencia, que no es otra cosa que un intento de ser consecuente con las propias ideas, entonces, al igual que ellos, el próximo domingo de elecciones, me convertiré en un simple espectador del show, haré cuenta que se trata de una representación, una fenomenal producción de ilusionismo montada a altísimo costo, con avisaje y raiting asegurado. Observaré entretenido el desfile de figuras, y me sorprenderé con la soberbia capacidad histriónica de sus actores, para simular con extraordinaria habilidad, la impaciencia, el nerviosismo y toda la incertidumbre previa al anuncio de los resultados finales.


Para evitarles inútiles tensiones, les anticiparé el resultado del evento: todos los políticos triunfarán, sin excepción, dirán al mundo que ganaron, no habrá derrotados.


ellos ganan


Lo triste es que es cierto, todos ellos ganan siempre. Los que perdemos somos nosotros.

abril 06, 2009

Mega-Condor

La búsqueda personal por trascender, nos lleva por caminos variados y disímiles, algo perfectamente entendible dado que la trascendencia la experimentamos las personas, de maneras muy distintas, siendo todas ellas, legítimas en su esencia. Algo así es lo que me está ocurriendo estos últimos dos meses en que estamos compartiendo con Vicente la experiencia del mountainbike.


Un fin de semana cualquiera hace diez años atrás, mis afanes, eran enseñarle a andar en bicicleta, tenía él cinco años, así es que ni remotamente imaginaba que algún día compartiríamos juntos, - como partners - las emociones que nos está regalando hoy la bicicleta, y que a su vez yo, estaría viviendo la experiencia personal, poderosa y profunda de verme trascender a través suyo.

Lo veo, y no puede evitar verme, empapado en el gozo de la experiencia de compartir con otras personas una pasión, agradecido de sentirse privilegiado por acceder a estos dominios humanos, en donde surge espontáneo lo mejor de las personas, desarrollando espíritu de solidaridad, de camaradería, y de respeto, y conociendo quizás, a esos amigos como no habrán otros en la vida.


Simples y bellas historias que son posibles solamente porque un grupo de personas se concerta para ir por un desafío, que de fisico, es lo que menos tiene, hablamos aquí de trascender, cada uno a su más íntima manera, que será siempre la más respetable, válida y digna, porque es la de cada uno.

Hay quienes aún piensan que el Mega-Cóndor es solo una travesía en bicicleta, no saben ellos, que es una travesía para espíritus libres, que es una travesía del alma.

junio 09, 2006

El cristal mas valioso del mundo

Dolor
Súbito e intenso dolor me ataca, agudísimo. Instantáneamente llevo la mano hasta la zona renal, ademán que a estas alturas viene siendo casi un saludo. No necesito consulta médica ni exámenes clínicos, sé quién es, viejo conocido que acostumbra visitarme cada cinco o seis años. Mantiene los mismos pésimos modales de siempre, no acostumbra a anunciar sus visitas. En jerga de alópatas un cólico nefrítico, en la mía "otra vez esta gueá espantosa". Y es que no existe otra forma de llamar a una pétrea concreción descendiendo desde el riñón hacia la vejiga, que avanza por esa nanométrica tubería llamada uréter, rasgando todo a su paso, causando – dicen los expertos - uno de los dolores más agudos que existen.

Llegó de madrugada la primera vez – suele hacerlo – hará unos quince años atrás, como no sabía que era, pensé de inmediato en una contractura fuerte, comencé entonces a realizar ejercicios de elongación, el dolor siguió en aumento y se agregó sudoración y náuseas, contraataqué con relajación y respiración, concentrándome de la mejor forma que pude para controlar el dolor. Imaginaba largos cables extendiéndose desde el cerebro a la zona lumbar, y luego un poderoso alicates cortando aquellos alambres a través de los cuales fluía el dolor. Esfuerzo ingenuo y estéril, finalmente me declaré incapaz de toda acción mitigadora y partí a la clínica.

Si bien intempestiva, la segunda visita, me sorprende mejor preparado, no hubo esta vez elongación ni vanos intentos de concentración o control mental nunca poseído. Visita domiciliaria la primera vez, esta en cambio al lugar de trabajo, táctica óptima, sorprender con una visita a la misma oficina. Sabía bien que disponía de escaso tiempo antes que la tortura bloqueara incluso el pensar. Rápidamente pedí un taxi para dirigirme a la clínica. Minutos más tarde estoy tendido en blanca camilla observando como fluyen las gotas de la potente codeína. Una a una, abandonan lentamente la transparente bolsa-riñón que cuelga, al siguiente instante avanzan por el tubo-uréter, pronto se pierden tras contacto con la aguja que conecta aquel sistema-nefrítico a mi cuerpo.

La somnolencia causada por el sedante, no me impide escuchar la voz del médico de turno "Si al menos supiésemos que tipo de cálculo es". Mi cerebro retiene aquella única frase, y acto seguido elabora la estrategia de feroz y encarnizada cacería. A partir de aquel instante, obsesionado con la idea de capturar tan execrable piedra, el mundo me verá pasar al baño premunido siempre de un gran colador rojo, poderosa arma que permitirá atrapar al condenado engendro causante de tan grandes dolores. Después, cuál caballero marchando triunfante de retorno de la cruzada, conduciré al maldito hasta el laboratorio, lugar en donde develados sus misterios, los alquimistas prepararían la cura definitiva y total.

Pasó que mis afanes dieron frutos. No mucho tiempo después, - un inolvidable día -, lo capturé. Bajo la lupa se aprecia espantoso, repulsivo, un deforme y terrorífico erizo de cristal. Se protege con millones de amenazantes púas. Siento ganas de aplastarlo, machacarlo con la misma lupa, lanzarlo al piso y triturarlo, contengo la rabia, necesito enviarlo al laboratorio. Días más tarde, un escueto informe señala, tamaño: 8 mm, tipo: "oxalato de calcio", busco con desesperación alguna descripción acerca del antídoto o cura definitiva. No había. No existe aquello, solamente pude conocer el nombre de mi enemigo.

Laser
El último ataque de Oxalato fue hace un par de días, esta vez se enfrentó al tremendo poder de la tecnología. Por obra y gracia de analgesia de última generación, el dolor inicial, mágicamente se convirtió en dolorcillo, acto seguido, máquina prodigiosa localizó el punto exacto en donde se ocultaba. Ahí está ¡ exclama con entusiasmo el radiólogo, dice esto al tiempo que levanta su dedo, después, cuál dios iracundo, aprieta con furia el botón que activa el rayo de muerte. Unos minutos después, Oxalato está convertido en millones de inofensivos cristales que inician ahora suave descenso hasta abandonar mi cuerpo.

Poco se sabe acerca de la génesis de estas dolorosas petrificaciones, dicen que podría ser el metabolismo, o tal vez la dieta, deja de beber coca-cola me decían algunos. Después de leer al Dr. Deepack Chopra, quién señala: "Donde quiera que va un pensamiento, un proceso químico le acompaña", no puedo evitar una reflexión acerca de la posibilidad cierta que los dolores del alma, lentamente acumulándose, fuesen solidificándose en profundas y desconocidas zonas del cuerpo, adquiriendo en ese proceso, lacerantes formas, para luego, ser expulsados del cuerpo en ciclos de tiempo que aún no conocemos,

cristal
Y si todo el sistema renal tuviese, además de las funciones puramente orgánicas, una función depurativa asociada a la esencia?. Tendría entonces que dejar de ver a mis oxalatos, como deformes y terroríficos erizos de cristal. Se trataría de mis propias congojas y aflicciones, todas las penas y angustias vividas hasta ese momento. Será por eso acaso que bajo la lupa lo vi tan espantoso?. Quizás debí observar a Oxalato con otra mirada, sostener la vista un momento en sus millones de cristales que creí amenazantes, y observarme atentamente en su reflejo. Seguramente no hubiese sentido esas ganas por aplastarlo o machacarlo con la misma lupa hasta triturarlo. En vez de eso lo habría tomado cuidadosamente, - cuál tesoro -, millones de hermosos cristales cuya génesis estuvo en los dolores del alma, en mis propios y amados dolores.

Existirá en el mundo un cristal de mayor valor?.

enero 31, 2006

Creadores de nuevos mundos

Hacia la cumbre

Quizás como sucede a muchos, tantas veces observaron Uds. desde la lejanía, al cerro Plomo, mítico y eterno guardián de la ciudad. Probablemente soñaron con alcanzar su cumbre y saber que se apreciaba más allá. Tal vez anhelaban solamente estar en lo alto, en silencio, abrazando a los amigos.

Incontables veces soñamos con lo que deseamos, sin avanzar para hacerlo realidad, dedicándonos solamente a reseñar pasivamente cuán hermosas y enormes apreciamos nuestras montañas desde lejos.

En esta oportunidad, hicieron Uds. algo distinto y extraordinario: en algún momento pronunciaron para si mismos o en voz alta, una poderosa sentencia personal, señalando algo así como "me propongo alcanzar la cumbre del Plomo". Con ello ocurrió algo increíblemente potente: iniciaron la generación de un nuevo mundo para uds. mismos, entregándose con pasión a la tarea de crear una realidad que antes no existía: alcanzar su cumbre !!.

En el proceso de lograr cada cima, ganamos en experiencia y sabiduría. Sabemos ahora que podemos dedicarnos solamente a describir mundos ya existentes, o bien asumir que reside en nosotros la capacidad para efectuar declaraciones que generarán nuevos mundos y crearán realidades hasta entonces inexistentes.

Claudia, Jimena, Felipe, Rafael, Linco, Rodrigo y el Maestro Pepe en la cumbre
Dedicado con cariño a Claudia, Jimena, Felipe, Rafael, Linco y Rodrigo, cordada magnífica, y especialmente a Pepe, por enseñarnos la forma en que los nuevos mundos se diseñan.

noviembre 28, 2005

Cordada Santander, hasta siempre

Santander

Tomar la determinación de alejarse del lugar de trabajo que nos cobijó durante más de veinticuatro años, no es una decisión fácil, es toda una vida dirán muchos, y así es, un extenso tiempo en la vida de una persona, lapso en donde se establecen poderosos y profundos sentimientos de apego, con la organización y especialmente con las personas, el núcleo esencial de la empresa. El mayor dolor lo constituye precisamente alejarse de todas ellas.

Practicar el desapego por las personas, y cosas, es un concepto fundamental de la filosofía Budista en la búsqueda por alcanzar estadios de mayor felicidad en la vida. Creen los budistas que el apego constituye un estado emocional de vinculación, y está originado por la creencia de que sin determinadas personas o cosas, no es posible ser feliz. Me gusta esta concepción aún cuando no comparto ni participo de religión o credo alguno.

Alejarse, significa en muchos sentidos desapegarse, para hacerlo es también necesario vencer el miedo, esa poderosa emoción humana, capaz de movilizarnos, por ejemplo, cuando un riesgo inminente nos amenaza. También puede actuar paralizándonos totalmente, impidiéndonos así, avanzar hacia lo que más deseamos.

Para avanzar hacia lo que se desea, es necesario el deseo inclaudicable, y a ello agregarle pasión, que es el principal combustible de todo emprendimiento humano.
Por estos días, mucho he debido reflexionar acerca de mis miedos, anhelos de vida, y pasiones, para finalmente tomar la determinación de buscar nuevos derroteros.

Santander


Decidí que como buen montañista y amante de las aventuras, tenía que hacer una opción consistente, y salir de esta carpa tan robusta, cómoda y agradable llamada Santander, para jugarme otras opciones, que por supuesto importan grados de riesgo, y al igual que como se hace cuando se está por ahí, de camino hacia una gran cumbre o en algún campo de hielo, poner cara al viento y darle para adelante no más. Es un acto que se hace con la convicción profunda que se tendrá éxito.

Me alejo en paz y agradecido, reconociendo el tremendo proceso de aprendizaje experimentado y el privilegio de compartir con tantas buenas personas. Llevo conmigo un poco de todos, fuerza, empeño, solidaridad, también talento, todo el que mis limitaciones me permitieron absorber. Espero también haber dejado algo, alguna huella o impronta por leve que sea.

Santander

Es mi deseo genuino que todos alcancen la cima de sus propias montañas, sin olvidar que tan importante como alcanzar la meta o cumbre, lo es también el proceso que se asume para llevarlo a cabo. Es durante ese proceso cuando se aprende realmente. Sucede lo mismo con la existencia, en donde no son las grandes verdades las que nos dan sabiduría sino la búsqueda de ellas.

Cordada Santander, hasta siempre

Jorge Milla

mayo 13, 2005

La otra Calama

Golpean a la puerta en forma insistente, me apresuro a abrir antes que mi madre, conozco muy bien esa forma de hacerlo. Hago bien, se trata de Cristián, uno de los hermanos Pezoa, a quién todos conocemos como "Matto". Jamás supe porque le llamábamos de esa forma, por años supuse equivocadamente que se hacía llamar así en honor a Huber Matos, nunca me detuve a pensar que era difícil que un niño de doce años estuviese familiarizado con la revolución cubana. Hace una pausa antes de hablar, está agitado, corrió hasta mi casa para avisarme que el encuentro de la tarde deberá efectuarse en Calama.

No hay tiempo que perder, rápidamente acordamos a quién citar, hago repaso mental y voy señalando el apellido de los convocados, "los hermanos Espinoza, hermanos Pavéz, los Rojas, los Albarrán, - por ahora los Medel quedan fuera -,avísale también a Julio y a Manuel". Pronto la nómina está lista, Matto se aleja corriendo, debe avisar a todos que a las cuatro de la tarde, a más tardar, deberán estar en Calama.

Parte importante de mi niñez la viví en un barrio del sur de Santiago, suena bien eso de barrio, mejor que población, hoy se dice Villa, o comunidad que suena mejor aún. Guardo hermosos recuerdos de tardes enteras jugando hasta que caíamos rendidos de cansancio, jornadas extensas, todas memorables, eran varios equipos y jugábamos al gol, eso significaba que aquellos primeros en convertir, permanecían en la cancha, los derrotados salían y era turno de otro equipo, el ciclo podía durar horas de horas, solo la llegada de la noche o un infortunio mayor como que la pelota fuese destrozada bajo las ruedas de algún microbus, ponía término al juego.

Fitz RoyNinguno de nosotros había estado en Calama, sabíamos sí que era un lugar al norte, en pleno desierto, carente de toda vegetación, verdaderas nubes de seco polvo levantándose e impidiendo de tanto en tanto la visión, cubren la ciudad y oscurecen el cielo, obligando a la paralización momentánea de toda actividad.


Cuatro de la tarde. Los convocados llegan puntualmente y con prontitud damos inicio al sagrado ceremonial de la elección. Los capitanes frente a frente. Los demás les rodean. Uno de ellos da el primer paso avanzando el pie izquierdo situándolo delante del derecho. Ambos zapatos deben tocarse, talón con punta, esa es la regla. Corresponde turno ahora al otro capitán, decide iniciar con pie derecho, ese le trae suerte. Efectúa el movimiento y mira a su rival. Nuevo cambio de turno, los contrincantes están ahora más próximos, cada paso los acerca al fin del rito. Hubo acuerdo previo que en esta oportunidad sería "sin pise de cordones", todos saben lo que eso significa, ruleta rusa, duelo de pistoleros con única bala en la cámara, imposible saber quién ganará. El desenlace está próximo. El último paso, a quién sea corresponda, debe calzar con absoluta precisión, el más mínimo roce al zapato del rival, significará que se habrá perdido y corresponderá a nuestro oponente iniciar la selección.


Fitz Roy
Con frecuencia hacía las veces de capitán, así es que estaba curtido para estos duelos. El ganador tenía el privilegio de escoger primero, eso otorgaba tremenda ventaja porque se partía seleccionando a los más diestros, a los talentosos, dominadores de todas las técnicas. El caudillo mencionaba en voz alta un nombre, y el proclamado se apartaba automáticamente del grupo formando fila tras él. Y así, con cada nombre pronunciado, ambas filas crecían en número. Se iniciaba entonces la parte de mayor dramatismo, era posible respirar el desconsuelo de los menos hábiles, aquellos que siempre eran escogidos solamente "para completar". En sus rostros había ansiedad, deseaban que sus nombres fuesen pronunciados de una vez por todas para terminar con la tribulación de la espera. Había crueldad en ese rito infantil, no he olvidado aquellas caras suplicantes, deseosas de ser apuntadas para luego avanzar a paso rápido a formar parte de la fila. Algo cabizbajos, respiraban aliviados por abandonar su condición de parias, a partir de ese momento adquirían identidad y pertenencia.

De adultos la vida nos obliga a practicar muchas veces aquel rito, nuestro oponente es ella misma, y quién impone las reglas, con o sin "pise de cordones", siempre partirá escogiendo, y somos nosotros quienes suplicamos pronuncie nuestros nombres para integrarnos, aunque solo sea para completar.

Si había alguien poco hábil, ese era el guatón Queno, gordo bonachón que siempre quedaba para el final, era frecuente que ningún capitán lo quisiese en su equipo, para cortar la discusión se echaba a la suerte determinar quién tendría que incorporarlo a su equipo. Un día supimos que esperando turno en la cola de la panadería, imprevistamente resbaló azotando su cabeza en la solera, quedó ahí tendido, inerte. Alguien allá arriba pronunció su nombre y él debió partir a integrarse a las filas de la eternidad.


Eran otros tiempos, los menos hábiles estaban condenados a jugar defendiendo el arco, era eso o nada, normalmente puesto reservado para miopes y gordos. Las mejores lecciones de entrega y honor deportivo, las recibimos de ellos, no esperábamos nada y convirtieron en gloriosas muchas contiendas deportivas. Hoy es distinto, jugar de arquero es importante, suelen ser protagonistas centrales de toda brega, se les exige habilidad. Desconozco a que puesto son condenados ahora los cegatones y rollizos, es época de obesidad infantil por ello no puedo evitar ver en cada infante gordito, esos arqueros de otrora.

Se daba inicio al encuentro, primeros gritos pidiendo un pase o reclamando una infracción, pronto se sucedían los goles, más gritos, abrazos, y risas llenándolo todo. A ratos, nubes de polvo atravesaban la amplia explanada del campo de juego impidiendo la visión, los jugadores seguían corriendo febrilmente, impensable detener el encuentro. Creo recordar que muchas veces aquellas nubes polvorientas fueron utilizadas en favor del equipo dueño de las acciones. Los atacantes, convertidos en sombras espectrales avanzando ocultos en medio de la bruma, para luego aparecer frente al arco rival y aniquilar al sorprendido e indefenso arquero.

Fitz RoyEsa era nuestra Calama. La otra. Amplísima faja de tierra ubicada a un costado del antiguo aeropuerto de Santiago, que ahora se extingue aprisionado por la ciudad que reclama y devora espacios. En ese entonces teníamos la creencia que su nombre, - Cerrillos -, se debía a los pequeños montículos existentes a lo largo del perímetro del aeropuerto. Me entero ahora poco, que sus terrenos albergarán la futura ciudad del bicentenario. Ciudad dentro de ciudad, siempre sonará a ghetto.

Calama era para nosotros, sinónimo de tierral y sequedad, por eso bautizamos así aquella improvisada cancha, amábamos dirigirnos a ella cada fin de semana. Grandes amistades se fortalecieron allí. Perduran. El progreso cubrió de asfalto a nuestra Calama, yace ahora sepultada bajo toneladas de hormigón, usado para dar forma a lo que dicen es la más moderna autopista de América.

Fitz RoyHace no mucho debí transitar esta nueva vía, al pasar por Calama, sentí nítidamente otra vez las risas y gritos de todos mis grandes amigos. Recuerdos inmediatos y luego nostalgias de una época maravillosa que no volverá.

De algo estoy seguro, todo el cemento capaz de producir el hombre, será jamás suficiente, para sepultar los recuerdos de aquellos felices días en que algo tan simple, como acostarnos en la tierra y observar las barrigas metálicas de los DC-6 perdiéndose en lo alto hacia el sur, era suficiente.



Dedicado a mis amigos en especial a Matto, por invitarme a revivir tan bellas remembranzas.


mayo 04, 2005

Ojos de niño feliz

Me dirijo a su habitación y me paro frente a él adoptando postura corporal solemne, luego fijo la vista en la suya y permanezco así durante largos segundos, tantos que casi puedo ver en sus pupilas mi rostro reflejado, extiendo entonces mis manos hacia él como si estuviese entregando ofrenda. Solo entonces le hablo:

"Desde este momento te acompañará para siempre, será el apoyo que necesitas cuando tu caminar te lleve a senderos inestables y peligrosos. Si repentinamente pierdes pie, resbalando fuera de control, úsalo para detener la caída y recuperar nuevamente el dominio de tus movimientos, si sientes que tus fuerzas fallan y te impiden alcanzar la seguridad de aquel apoyo que parece lejano e imposible, se transformará en formidable extensión de tu brazo, una tan férrea y poderosa, que mínima superficie le bastará para sostener tu cuerpo cansado, y permitir que vuelvan las fuerzas necesarias para retomar el avance una vez más. Si espeso follaje obstaculiza la senda elegida y el ramaje intimida, levántalo ahora con firmeza, ponlo enfrente de tu rostro a la manera de escudo y avanza con decisión apartando a un lado la amenaza. Llévalo contigo siempre."


Fitz Roy


A continuación y con la solemnidad que tal ceremonia exigía, deposité en sus manos, - de la misma forma en que imagino, se entregaba la espada a los hidalgos caballeros que marchaban a las cruzadas -, aquel símbolo que esperaba yo, lo acompañase por siempre. Él lo recibió emocionado, me abrazó con fuerza y sus hermosos ojos de niño feliz brillaron iluminando la escena.

De esta forma cumplí hace pocos días atrás, el compromiso de honor que había adquirido con Vicente, el menor de mis dos retoños, Hijo del viento otoñal, como le llamé en algún escrito pasado, doce años cumplía ahora en Mayo, con anterioridad había decidido obsequiarle algo que él deseaba mucho y que para mí representaba más.


Fitz Roy


Fue en el verano pasado durante nuestra incursión a la Patagonia Argentina, en familia recorríamos aquellos maravillosos parajes junto a los míticos cerros Torre y Fitz Roy, cuando llamó mi atención la manera en que Vicente observaba el artilugio metálico que en esa oportunidad había decidido incluir como parte del equipo. Piolet se denomina, nombre extraño para quienes no están familiarizados con el montañismo y la escalada, suerte de bastón o báculo, es herramienta insustituible para quienes se adentran en los vastos dominios de la montaña y han obtenido anuencia para alcanzar sus cimas. Todo aspirante a ingresar a este reino, ansía en algún momento de su vida, poseer uno, y normalmente el primero de ellos, nos es obsequiado en rito de iniciación.


Vicente

En más de alguna oportunidad, y sin que Vicente se percatara de mi presencia, pude observar que sostenía el piolet en sus manos, seguro imaginaba las extraordinarias aventuras que le aguardaban por vivir, fue en una de esas ocasiones, cuando le prometí que pronto tendría el suyo, que hacía tiempo se había hecho largamente merecedor de tal honor. Acordamos que su cumpleaños número doce, sería la fecha para tan solemne entrega.

Entregar un obsequio, por sencillo que este sea, brindará siempre preciosa oportunidad para decir mucho sin hablar siquiera, nos permite impregnar en el objeto a regalar, toda la fuerza de nuestras convicciones y deseos más profundos, se transforma así en verdadero talismán, amuleto que concentra y amplifica misteriosas y desconocidas fuerzas benefactoras y protectoras.

En algún momento de reflexión acerca de las palabras que dirigiría a Vicente al momento de entregarle su piolet talismán, caí en la cuenta de la profunda significación de aquel símbolo, no se trataba de simple bastón metálico, sino que representaba mucho de aquello que como padre me gustaría entregarle siempre, incluso más allá de mi propia muerte.

En la vida, al igual que en las montañas existen senderos inestables y peligrosos que necesariamente deben ser cruzados para alcanzar el sitio u objetivo deseado. En aquel tránsito, muchas veces resbalamos y caemos; en el rodar cuesta abajo se pierde total control de las acciones, dominio que desesperadamente buscamos recuperar. Cuantas veces hemos deseado disponer de algún apoyo que tan solo por un momento sostenga por completo nuestros cuerpos y vidas, quitándoles el pesado lastre de lo cotidiano, cuantas ganas de avanzar protegido por formidable escudo, apartando con firmeza toda amenaza.

Estuve seguro entonces, no estaba obsequiando a Vicente un ornamento más a ubicar en algún rincón olvidado, ni se trataba de juguete a desarmar para saber que había en su interior, era, sin lugar a dudas, mi propia representación, yo mismo tomando forma de bastón de apoyo para asistirlo en la vida todas las veces que fuese necesario. Es posible que Vicente nunca llegue a escuchar de igual forma que yo, el llamado de las amadas Montañas, entiendo ahora que eso no importa, a su alcance siempre estará su piolet amarillo, aquel que con tanto júbilo recibió al cumplir doce años.

Vicente

Lo imagino caminando alegremente por esos mismos senderos que recorrí tantas veces, lo hace tranquilo, sereno, es ahora un joven. Sostiene un envejecido piolet decolorado por el paso de los años, se detiene y mira hacia lo alto, aún conserva aquellos hermosos ojos de niño feliz.

noviembre 12, 2004

INFIDELIDAD, LA SAGA CONTINÚA

Escena uno, toma cuatro, acción...!!

Recientes estudios señalan que el 48% de las mujeres chilenas ha sido alguna vez infiel, la cifra aumenta a 67% en el caso de los hombres. Otro estudio antropológico realizado sobre 160 poblaciones del planeta, concluyó que es la causa más frecuente de la ruptura matrimonial, o separación de parejas. Más datos, en el 72% de las 56 sociedades más importantes del mundo, la infidelidad es altamente frecuente. ¿Algo nuevo?. Rotundo no.

Película conocida


La verdad es que hay poca necesidad de echar mano a profundos estudios, análisis o estadísticas para enterarnos. Esta es una película conocida, en la que ninguna identidad ha sido cambiada para proteger a los inocentes, porque no los hay. Los nombres de la mayoría de nosotros, figuran alguna vez en los créditos, unos como protagonistas principales, a diferencia de un filme de verdad, resultan ser los más desafortunados, jamás brillan, otros, como actores secundarios, representando el papel de testigos presentes en la escena, lo vieron todo, desde privilegiada posición, prefieren guardar silencio cómplice. El reparto considera incluso roles de encubridores, incondicionales amigos y conocidos de los protagonistas, dispuestos a apoyar cualquier coartada.

Película conocida



Si las estadísticas y porcentajes parecen alarmantes, más aún debería impactarnos constatar que muchos de nosotros somos partícipes, - conscientes o no -, de toda una maquinaria concertada para proteger y encubrir actos de infidelidad, una maquinaria de la que muchos hemos sido pieza importante alguna vez. Ustedes y yo bien sabemos quién es regularmente el último en enterarse. Todos excepto el afectado, conocíamos bien el guión.

Curiosa la psiquis, gran enigma, determinar que ancestral sentimiento, evolucionó hasta devenir en esta particular y compleja concertación humana. Más enigmático aún si se toma el diccionario para enterarse de algunos sinónimos de infidelidad, leo solo el primero - deslealtad -, mejor no sigo, saber que los llevamos no es gratificante, más bien entristece, paso rápidamente a la página de los antónimos, están la franqueza, nobleza, lealtad, honestidad y confianza, todo aquello que quisiéramos recibir y también entregar.

¿Que subyace aquí, porqué este comportamiento?. Probablemente la respuesta hay que buscarla en la pasión, maravilla del alma humana, combustible de fenomenal motor, capaz de empujarnos hasta límites inimaginables, también de nublarnos totalmente la razón.



Protagonistas


Los protagonistas principales de este filme, decidieron un día formar pareja con quienes amaban, tanto, que juraron amor eterno y comprometieron mutuo apoyo, - en las buenas y en las malas -, decían que ni la muerte lograría separarlos. Tiempo después, cómoda y fácilmente estaban lanzando por la borda aquel compromiso de perpetuo amor, y junto con proclamarse ahora perfectos desconocidos, se hacían blanco de tanto odio, como amor se juraron alguna vez.

Es cierto, muchos fueron genuinamente sinceros, amaron con pasión a aquella persona que el corazón alguna vez señaló. Ninguno podía saber que la vida les deparaba algo distinto, que en algún enigmático instante, persona distinta y especial cruzaría sus caminos. A partir de ese momento, el otrora perpetuo amor, inicia lenta agonía y la llama que parecía eterna, se extingue sin más.

Es un hecho que el amor puede consumirse, también lo es nuestra humana facilidad para empuñar y levantar la más infame y vil de las armas - la infidelidad -, la mejor y más letal a la hora de asestar certera y mortífera aflicción, esa que parte de un golpe en dos el corazón de quién decíamos amar.

Se es infiel, cuando incapaces de romper de una vez, el eslabón que une la cadena de nuestros sueños de vida en pareja, nos entregamos a amores ocultos, amparados en la tiniebla de nuestra propia mezquindad. ¿Será posible construir un nuevo amor, a espaldas de aquel que aún vive en la persona que amamos una vez? ¿No será acaso que primero es necesario un acto final de la más pura y sublime lealtad, enfrentando el corazón de la persona que alguna vez amamos, y mirándole a los ojos decirle que ese amor se acabó?.

Es un acto profundamente doloroso, pero necesario, quizás el único camino para sentirse verdaderamente libre para construir un nuevo amor, uno luminoso, que surgirá ahora amparado por la claridad que brinda la fidelidad. Es quizás el mejor homenaje al amor.


Hildita, mi compañera


Soy hombre afortunado, en amor, la vida escribió un buen guión para mí, contempló la mejor compañera. Camino junto a ella desde hace mucho, ambos desconocemos que dirá el guión para mañana, o que nueva escena nos corresponderá representar, misterio que es a la vez encanto. Hasta ahora nuestras líneas, solo dicen que sigamos amándonos, hablan de permanecer fieles el uno al otro, de construir cada día el amor.


The End


Todo parece indicar que nuestra película terminará así. Lo sé porque lo he leído en sus bellos ojos.

Corten ! se imprime.

noviembre 04, 2004

Amistad, fuente de limpia energía - Aconcagua 2003


Rumbo a Polacos


Algo muy extraño me estaba sucediendo, la percepción inicial de que las cosas se sucedían vertiginosamente, había sido súbitamente reemplazada por la impresión que todo transcurría con extraordinaria lentitud, diría en cámara lenta. Intento ponerme de pie sin lograrlo. Tras un par de minutos, nuevo intento, fallo por segunda vez. Me invade entonces una mezcla de extrañeza y también de mucho temor, no entiendo cabalmente lo que me está ocurriendo.

Párrafo extraído de la crónica de ascenso al Monte Aconcagua, bitácora que, confieso ahora, nunca escribí por temor a terminar relatando la historia de un fracaso. Tantas veces me dispuse a escribir en la pequeña libreta que llevo en cada viaje, al final, siempre encontré excusa para negarme. Cada intento significó arrancar la hoja, eso hasta que pude escuchar finalmente aquello que dictaba el corazón, y entendí que esta vez no habría relato, así, a excepción de la primera hoja, en donde figuraba el título, todas las demás quedaron en blanco, esperando ser llenadas alguna vez.


Es Enero de 2003, y estamos junto a Pepe y Gastón a 6.870 metros de altura, hace tan solo minutos que iniciamos el descenso desde la cumbre. Tras lograr la cima, lugar en donde no hubo tiempo ni deseos de descansos, decidimos bajar alrededor de cien metros buscando la protección que brindaban las paredes de la Gran Canaleta, el objetivo era tomar en ese lugar, el descanso que el cuerpo reclamaba después de la exigente y larga jornada de ascenso.

Hago vanos intentos por acomodarme bien en el diminuto recoveco junto a la pared rocosa, busco protegerme del gélido viento que asciende inclemente por la canaleta. Estoy feliz y satisfecho, tanto que creo no experimentar cansancio alguno; prolijamente ubico la mochila a la manera de apoya cabeza y suavemente echo el cuerpo atrás sobre las rocas hasta quedar tendido de espaldas, me quito las gafas y el gorro pasamontañas, inspiro hondamente y luego lanzo una exhalación. Me quedo así, inmóvil, fijamente observando el azul intenso del cielo.


Pared Sur del Aconcaguar


Es el instante que esperé con ansias desde hace largo tiempo. Durante la preparación previa, frecuentemente traté de imaginar este mágico momento, me juré que llegada la ocasión, haría el mejor intento para registrar en la memoria, todos los detalles, - hasta los más ínfimos -, como la disposición de los crampones y el piolet que tiré junto a mis pies, o la forma y color de las rocas circundantes, o los magníficos cordones montañosos extendiéndose más allá de lo que era posible ver a simple vista, y los rostros iluminados de mis compañeros regalándome las mejores sonrisas que hubiese visto en mucho tiempo. Detalles, muchos de ellos, algunos importantes y otros triviales, lo importante era registrarlos nítidamente, para evocarlos después una y mil veces.

Absorto, no caigo en la cuenta de cómo transcurre la hora, imposible saber si fueron sólo segundos, o largos minutos, la intensidad de las vivencias, adquiere aquí dimensión irreal. "!Se hace tarde, debemos bajar¡", es la brusca exclamación de Gastón para conminarnos a emprender el retorno. Efectivamente es tarde, todos, sin excepción iniciaron hace bastante rato el descenso. Nos encontramos solos.

El breve descanso fue suficiente para que los músculos se relajaran y el espíritu aquietara, con gran esfuerzo nos incorporamos, y alzando a la espalda las mochilas, nos aprestamos a iniciar el largo retorno hacia la seguridad relativa del campamento tres, emplazado a seis mil metros, casi a los pies del imponente Glaciar Polacos.

La canaleta es amplia, y hay abundancia de rocas inestables, desciendo en primer lugar extremando los cuidados, lo hago pensando en lo que todos sabemos, la mayoría de los accidentes en montaña ocurren al retorno, cuando se piensa equivocadamente que la aventura concluyó, error muchas veces fatal. El descenso continúa sobre terreno inestable. En algún momento pierdo pie y caigo sin mayores consecuencias, tanto así que Pepe y Gastón esperan pacientemente que me reincorpore por mis propios medios para continuar la marcha. No sucede así, y sigo durante largos minutos sentado.

Algo muy extraño me estaba sucediendo, la percepción inicial de que las cosas se sucedían vertiginosamente, había sido súbitamente reemplazada por la impresión que todo transcurría con extraordinaria lentitud, diría en cámara lenta. Intento ponerme de pie sin lograrlo. Tras un par de minutos, nuevo intento fallando por segunda vez. Me invade entonces una mezcla de extrañeza y también de mucho temor, no entiendo cabalmente lo que me está ocurriendo.

Mis amigos se han percatado que nada bueno sucede y prestos me brindan la ayuda necesaria para que logre reincorporarme; lo hago, pero solamente para avanzar treinta metros y volver a caer. Rechazo esta vez toda ayuda, al temor se suma ahora la rabia, generada por la impotencia de no saberse autosuficiente. En algún lugar de mi cuerpo, un fusible hacía cortocircuito dejándome sin energía para continuar.

Una y otra vez me repito "esto no puede estar sucediendo, quizás necesito un par de minutos para descansar, comer un poco, tal vez beber algo más....". No más de cinco kilos, pesaba mi mochila de cumbre, la sentía ahora como si pesara cincuenta; Pepe y Gastón deciden liberarme de aquel peso. Era urgente seguir descendiendo rápidamente.


Paso del Viento


Avanzando torpemente cuál ebrio, cayéndome tantas veces y logrando - gracias a mis amigos - ponerme cada vez de pie, pude terminar de cruzar el trayecto que va desde la Gran Canaleta, hasta el refugio Independencia, reino de vientos como los que nunca había conocido. No tengo dudas, si hubiese estado solo, en una de tantas caídas, finalmente agotado en extremo, me habría entregado al sueño profundo, de aquel que no es posible despertar más.


En el campamento tres, había preocupación, tres montañistas aún no volvían de la cumbre y la hora avanzaba peligrosamente llevándose consigo la luz natural. En el Aconcagua, todo el mundo sabe lo que hacen los demás, las noticias vuelan, se esparcen como la niebla. Todos sabían que el equipo Italiano había bajado al campo base Plaza Argentina, que los norteamericanos eran apoyados por verdaderos y genuinos porteadores sherpas de Nepal, y que la cordada de Holandeses no alcanzó la cumbre. Se sabía también que nuestro retorno de la cumbre estaba retrasado.


Campo tres


La última luz del día, acompañó nuestros pasos hasta el campamento tres. Avanzaba esta vez totalmente recuperado, cuestión que fue notoria una vez alcanzada la cota del refugio Independencia. Al llegar al campamento, fuimos recibidos con alegría, y un gran termo con café caliente. Solo recuerdo haberme sentado en la entrada de la carpa, quitado con dificultad los zapatos plásticos, y caer rendido en sueño profundo.


De algo estoy seguro, en algún momento de iniciado el descenso, un fusible de mi cuerpo hizo cortocircuito, probablemente misma situación ha ocurrido a muchos montañistas, desafortunadamente han perecido en la soledad de las alturas.


Mis amigos y yo en Polacos


Ellos no tuvieron la suerte que yo, de contar con un par de amigos extraordinarios como Pepe y Gastón, cuya amistad, - fuente de energía limpia - activó aquel otro fusible que todos llevamos, - no en el cuerpo, sino en el alma -, el mismo que nos permite sobreponernos a los momentos difíciles de la vida.

A ambos, mi gratitud.

octubre 26, 2004

Nosotros votamos, vosotros votais, ellos ganan

Hojeo densos estudios publicados por serios organismos dedicados a analizar la realidad social chilensis, escucho con aburrimiento a conspicuos representantes de los poderes del estado, me dedico con estoicismo a mirar en la T.V local, fugaces entrevistas que ofrecen sesudos politólogos, los de turno. Se muestran todos alarmados, agitados, nerviosos, ¿Que está pasando, cuál es el motivo?:la existencia de un millón y medio de personas jóvenes que permanecen inmutables a cuanto intento se ha hecho por lograr convencerlos que concurran a inscribirse a la oficina del registro electoral correspondiente.


jugando a votar


Declaro no entender el motivo de tamaña exaltación, al revés, creo que deberíamos sentirnos tranquilos de comprobar que existen en el país, tal cantidad de personas sabias y sensatas, que están sorteando con éxito la maquinaria para hacerlos creer que participar con el voto en un proceso eleccionario político, es sinónimo de un genuino proceso de elección de representantes. Nada más falso, los jóvenes lo saben hace tiempo.


Los expertos, están alarmados pero muy cautelosos. No es para menos, se trata de un universo compuesto por cerca de dos millones de personas respecto de los cuales nada se sabe acerca de como eventualmente podrían votar. Capaz que no convenga que lo hagan, podría desestabilizarse el precario equilibrio de las fuerzas en aparente pugna, o quién sabe que otra catástrofe de índole social. Mejor los mantenemos así, y hacemos como que nos interesa que participen, generamos algunos proyectos de leyes, discutimos, encargamos estudios, pero llegamos hasta ahí no más, no tiene sentido asumir riesgos innecesarios, menos ahora, ad portas de iniciar un nuevo proceso de elecciones presidenciales.


Quizás esto explique mejor el porqué representantes del oficialismo y también de oposición, comparten sospechosa actitud frente al tema, o porqué aún se mantiene el ridículo horario de atención de las oficinas inscriptoras, o simplemente porqué no hay más de ellas, emplazadas en lugares de gran afluencia pública como estaciones de metro, o en las cercanías de sitios que frecuentan los jóvenes, campus o barrios universitarios, o porqué la demora en implantar un proceso de inscripción automática. ¿No será que hay escaso interés real por obtener la participación de los no inscritos?.


el voto es secreto


Surge otro temor, el proceso de votar, será ¿voluntario u obligatorio?. Hablan de nuevo los expertos, - sociólogos que han estudiado los fenómenos sociales aquí y en la quebrada del ají - son los llamados consultores, a ellos acuden las altas esferas del poder, para recibir el oportuno consejo técnico respecto a "como conducir a la masa social hacia esquemas y modelos de mayor participación democrática", elegante eufemismo para referirse a "como hacer para que unos pocos, - los mismos de siempre -, escojan entre ellos, a quienes corresponde el turno de ostentar el poder, y además parezca un proceso cabalmente legítimo".

Sentencian con severidad los consultores: debe implantarse la obligatoriedad de votar. A continuación argumentan con una tonelada de frases ambiguas que darían para elaborar un manual de varios volúmenes. En términos sencillos y directos, los expertos están señalando que "la masa social", es decir Uds., yo, - nosotros -, poco y nada sabemos acerca de lo que queremos y menos aún de aquello que es realmente bueno para nosotros, luego entonces, será absolutamente necesario, crear los mecanismos para conducir al "rebaño" social hacia el modelo "que todos queremos", frase predilecta, de uso habitual, extraída del mismo voluminoso manual de eufemismos que suelen consultar los expertos.

Siento envidia por lo no inscritos. En algún momento del pasado inmediato, con una tremenda dosis de ingenuidad y los sentidos algo atontados por la tremenda expectativa de participar en algo trascendente, como pensaba yo, eran los procesos de elección democrática, corrí presuroso a inscribirme en el registro electoral, es más, mi ingenuidad llegó a tal extremo que participé con cierto gozo como vocal de mesa. No pasó mucho tiempo para que los sentidos se recuperaran y cayera en la cuenta que se trataba de los mismos de siempre, y no me estoy refiriendo a una facción específica, sino que a todos por igual.


familia que vota unida...

Ante nosotros aparecen como antagonistas políticos, en la intimidad, una sola gran familia sufriendo las típicas y normales desavenencias. Nada que una buena conversación no pueda arreglar. La familia es la familia y hay que mantenerla unida a como de lugar, cuestión que tiene mayor sentido hoy en día, y que nuestra familia política ha entendido muy bien.

Ellos saben que el gobierno central no reside en el propio país, sino que en puntos alejados del mismo desde donde se entregan los instructivos para el siguiente año: metas macro económicas que deben ser alcanzadas, tasa de inflación, desempleo, natalidad, mortalidad, salario mínimo, balanza comercial, y un largo etc. ¡Ay¡ del país que no cumpla, - o se rebele -, en ese mismo instante aparecerá un equipo de Comisarios, no precisamente de aquellos que muestran las películas, estos son otros, poderosos representantes de los organismos encargados de llamar al orden a las naciones que de vez en cuando, se salen de la fila. Bien lo saben nuestros vecinos.



ilusionismo electoral


Decidí no seguir envidiando a los no inscritos y practicar la objeción de conciencia, que no es otra cosa que un intento de ser consecuente con las propias ideas, entonces, al igual que ellos, el próximo domingo de elecciones, me convertiré en un simple espectador del show, haré cuenta que se trata de una representación, una fenomenal producción de ilusionismo montada a altísimo costo, con avisaje y raiting asegurado. Observaré entretenido el desfile de figuras, y me sorprenderé con la soberbia capacidad histriónica de sus actores, para simular con extraordinaria habilidad, la impaciencia, el nerviosismo y toda la incertidumbre previa al anuncio de los resultados finales.


Para evitarles inútiles tensiones, les anticiparé el resultado del evento: todos los políticos triunfarán, sin excepción, dirán al mundo que ganaron, no habrá derrotados.


ellos ganan


Lo triste es que es cierto, todos ellos ganan siempre. Los que perdemos somos nosotros.