mayo 30, 2003

Próstata arriba de la mesa !!
Frase-exclamación con la que frecuentemente cortamos - con un grupo de buenos amigos - toda discusión acerca de cuán viejo está alguien o estamos nosotros mismos, especialmente cuando hemos pasado los cuarenta. Poco importa que la piel se mantenga aún lozana y tersa, que a pesar de los años, todavía no peinemos canas, o que el estado físico sea comparable al de triatletas, nada !!, lo único válido es el tamaño de la próstata. Ponerla arriba de la mesa, significa - metafóricamente hablando -, descubrirse ante el mundo, exponer de la manera mas brutal el verdadero estado del cuerpo. Así al menos lo sentimos muchos hombres. La próstata, esa diminuta glándula que va quitando el sueño a medida que se avanza en edad, pronunciar su nombre es completa herejía, hay tácito acuerdo por evitar toda alusión.
Existe un instante aterrador en la vida de todo hombre, aquel cuando se está cruzado el umbral de tiempo que obligará a someterse a la más pavorosa exploración, algo inimaginable, inverosímil. Después de eso, mejor la muerte. Ese día, hasta los más corajudos e intrépidos tiemblan, sudan como victimas ante el cadalso, muchos huyen, incapaces de soportar la idea de
tanta humillación y deshonra. Tacto rectal se llama la ignominia. Después de sufrida, nunca más yá los mismos..




mayo 28, 2003

El Imperio de las Máquinas - Shit Reloaded
Nos preparamos para ir a ver la película Matrix Reloaded, - en el mismo día de su estreno en Chile - por supuesto, en cuál otro ?, como privarse de todo el gozo adicional que significará llegar mínimo con una hora de anticipación, ser parte de la serpenteante y gigantesca fila que atravesará festiva todos los pisos, atentos a que ni un miserable patán intente colarse; entretanto, comer kilos y kilos de las más exquisitas e insustanciales palomitas de maiz, "de cuál quiere señor, con gusto a nada saladas", o con gusto a nada dulces ?" o aquel delicioso legado de los brother's del norte, las donas. Sosa grasa con forma de anillos. Ansiábamos tanto tenerlas acá, el producto que definitivamente nos acercó al mundo desarrollado. Originarias de donde la comida especialmente, ha de tener como característica principal el "gusto a nada". Gran negocio, mantener a la masa entretenida comiendo, engullendo, manducando miles y miles de toneladas anuales de los más sabrosos productos con "gusto a nada". Si ellos lo comen por algo será, debe ser bueno, very nice. En el opuesto, los pueblos pobres manteniendo una alimentación saturada de aromas, - naturaleza sabia -, han aprendido que la sapidéz se alcanza más rápido por el olfato que por el paladar, así, comen menos, el aforismo parece ser "tienes poco, sazona mucho".

La película terminó, mientras descendemos por la escalera mecánica conversamos acerca de cuanto tiempo faltará para que las máquinas tomen control de todos los dominios humanos, tema recurrente en la literatura futurista, en el cine, y en muchas otras manifestaciones humanas. Temor colectivo omnipresente en la especie, el hombre perdiendo gobierno de las cosas, las máquinas asumiendo total potestad, arrinconándonos, sometiéndonos, creadores subyugados por la propia creación, jugando a ser dioses y terminando como insignificantes musarañas. La discusión sigue en el tip-tap, estamos divididos en dos bandos, los que opinan que es un futuro posible, lejano, remoto, pero posible, y los que piensan que no hay probabilidad alguna de un escenario así.

Una semana después, enfrentamos dantesca escena, el depósito de ropa sucia ha colapsado, reventó, una descomunal montaña de ropa, ha superado límites que jamás imaginamos, mangas, calcetas, sábanas, toallas, calzoncillos sobresalen y cuelgan por los costados. La tragedia comenzó hace cuatro días, sin el menor aviso, la máquina lavadora, - cuál terminator aplastado por prensa hidráulica - cesó en sus funciones, el técnico llamado de urgencia, solo constató la muerte total y definitiva. Estoy seguro que la maldita chatarra electrónica escuchó nuestras cavilaciones acerca de la superiodidad humana sobre las máquinas y quizo darnos una lección.

Sin máquina estamos ahora, desesperados y angustiados, aún así, incapaces de reconocer que los bandos en pugna días atrás en el tip-tap estaban lastimosa y profundamente equivocados. Futuro remoto ?. Improbabilidad alguna ?. Nada de eso !, el imperio de las máquinas está aquí, instalado, llegó hace rato, refrigeradores, lava vajillas, secadoras, hornos micro-ondas, aspiradoras, tostadores, nos dominan, - peor todavía - , las amamos, sin ellas no podríamos vivir.

El establishment nos enviará hoy una flamante WF-X400T con el exclusivo sistema agitator, - que deja la ropa más limpia -. Estamos claros ahora, somos sus súbditos, entes programados para proporcionarle día a día kilos y kilos de sucia ropa. Eso y nada más. .




mayo 22, 2003

La Marca Maldita
Soy portador de la marca maldita. Lo sé desde hace mucho. En etapas de mi vida, no era evidente, pasaba desapercibida, estaba oculta, esperando aparecer. Solo después de adulto emergió. No he olvidado nunca aquellas
primeras muecas de espanto lanzadas por quienes comprobaban estar frente a frente con un portador de tan abominable signo, símil del número de la bestia, el cuarenta y dos.

"Cuarenta y dos ??, dijo, cuarenta y dos señor !!", señalaban entre incrédulos y horrorizados, sí respondía yo, con encogimiento propio de quién se sabe un maldito portador. Y como no actuar as?, he sido prácticamente expulsado de tantos lugares en donde se constataba mi condición. Normalmente - mi escéptico interlocutor - a regañadientes procedía a comprobar por si mismo la blasfemia que yo afirmaba con culpabilidad. Malhumorado, buscaba nerviosamente la cinta de medir en uno de sus bolsillos, "mmmm...así es que cuarenta y dos ahhh, imposible !!", mascullaba mientras practicaba la medición. Con apatía asumía yo el proceso, acostumbrado hasta el cansancio, a experimentar la misma escena. Cuando no cabía duda ya, mi interlocutor, se
hacía un poco atrás y pensativo me observaba, no decía palabra alguna, solo me observaba de cabeza a pies; La expresión en su rostro delataba claramente sus reflexiones, casi podía escucharlo, "mmmm, suerte la mía, es un maldito cuarenta y dos !!, hace años que no estaba frente a uno de estos...". Acto seguido se alejaba, llamaba a otros, conversaban inquietos, me apuntaban, deliberaban, después de unos minutos, cuando parecía haber completa anuencia, venía hacia mí y en tono severo y circunspecto decía rotundo, "señor, esta tienda no tiene trajes de la talla que Ud. indica". Lapidaria frase, sonaba a algo como "señor, su presencia nos ofende, retírese de forma inmediata, es persona non grata".

Tantas veces la misma historia.

Sueño que despierto por la mañana, mi ropa - la de siempre - ahora no me queda; pesadilla ?, no !!, es mágica quimera, soy ahora un cuarenta y ocho, un cincuenta, un cincuenta y dos !!. En mi sueño, corro a los malls, a las tiendas, está la que proporciona pascua feliz para todos, la de las ventajas y rebajas, no es aquella la de las 48 horas más baratas ?, todas mías ahora !!, compro y compro, uno, dos, cinco, veinte trajes; que maravilla, todos me ajustan a la perfección, los vendedores sonríen felices, exquisita atención recibo. Nunca más nadie apuntándome, nunca más, odiosos dependientes intentando hacerme creer que el talle, "se lleva así, larguito, esta temporada", o que con unos "muy mínimos cambios", el esperpento que soy
ahora reflejado en el espejo, cambiará a hidalgo.

Vuelvo a casa radiante, llevo mis nuevos trajes, es tarde, mañana usaré el azul, el gris, o el café ?, duermo feliz, despierto y brinco enérgico de la cama, abro el closet y...nada !, están solo mis trajes de siempre, el café claro al que hubo que arreglar casi todo, el verde paco, es que no había ningún otro, era ese o ese, también el azul brillante, originalmente solo azul, el brillo es un logro del uso persistente y obstinado, es el que mejor me queda, el único original talla cuarenta y dos, sin ningún cambio, cero
arreglo, me quedó a la primera, lo compré el 98, en una liquidación de ropa china, me caen bien los chinos, si no fuera por ellos, no tendría tampoco donde comprar zapatos número 37.




mayo 21, 2003

Los tres Hermanos y el amigo que se quedó para siempre
Es viernes, algo tarde ya, no es fácil vencer los tentáculos de la gran ciudad, toma tiempo y requiere estrategia. Dos mil pesos, nos otorgan derecho por usufructuar de una cómoda carretera, escapamos a mas de cien kilómetros por hora.
Hace rato que el pueblo de Los Andes quedó atrás. Una interminable fila de camiones estacionados a la vera del camino señalan la proximidad del sector de Guardia Vieja. Cuál convoy de guerra, permanecen con luces apagadas, en silencio, esperando que la oscuridad les ampare del ataque enemigo. Aquí aguardarán hasta que temprano en la mañana se les permita el paso hasta el sector fronterizo de Los Libertadores. Nosotros vamos hasta Portillo, así es que resueltos avanzamos hasta el puesto de control. "No señores! "órdenes son órdenes, hasta aquí no mas pueden llegar", dice uno de los señores de la ley. Intentamos explicaciones de distintos y variados niveles de complejidad, como escudriñando si nos enfrentábamos a cerebros bendecidos por la larga evolución humana, o sencillamente estábamos frente a vivos vestigios de algún tipo de homínido primitivo, de esos mismos que recorrían las planicies en Africa, y que el evolucionista Stephen Jay Gould - para ejemplificar su notable parecido con el hombre actual - describía que si los viésemos en el metro, serían "casi" como nosotros. El casi, se refiere a la limitante para intentar algún nivel de razonamiento con ellos. No siempre la suerte está del lado de uno. Los señores de la ley, resultán ser australopitecinos correcta e impecablemente uniformados. No hubo mas remedio que hacer un vicac junto a la caverna de control.

Un penetrante olor a petróleo, nos despierta de madrugada el sábado, son los camiones del convoy, con un par de horas de antelación, calientan motores para iniciar el avance hacia el Atlántico. Aún debemos esperar hasta las ocho, - la hora en que la ley permite el paso - conversamos con los conductores de la caravana, hay Argentinos, Chilenos, Brasileños, son los dueños de todas las historias de la carretera, las pasadas, presentes y futuras.

En punto a las ocho, reiniciamos ansiosos. Pronto estamos trepando los caracoles e ingresando al estacionamiento del Hotel Portillo, en este lugar se da comienzo a la caminata hacia la base de los Tres Hermanos. Para sosegar cualquier duda o confusión respecto a que constituíamos un grupo autoflagelante, hacemos la primera observación del objetivo desde el amplio ventanal del comedor del Hotel, agregamos un buen desayuno para borrar definitivamente aquella odiosa idea e iniciamos amena conversación con quién nos atendía, que resulta ser el más serio competidor de los choferes, como aspirante al cetro del dueño de todas las historias del mundo.

Pagamos la cuenta y partimos. La caminata se inicia bordeando el margen oeste de la Laguna del Inca, durante la mayor parte del trayecto, el sendero va a buena altura, y mantiene la cota, en un par de lugares se cruzan desfiladeros rocosos de vértigo. Es un día magnífico, el sol provoca reflejos en el espejo de la laguna, al fondo del Cajón, la nítida figura de los Tres Hermanos se recorta; esperan por nosotros. Estamos eufóricos. Sorpresiva e inesperadamente, nuestro grupo, se vio aumentado de tres a cuatro integrantes, Carlota, decidió unírsenos en el Hotel, de buen ritmo y evidente fortaleza física, parecía conocer muy bien el sector, así es que decidimos aceptar su compañía.

Después de una hora y cincuenta, bordeamos el tramo final de la laguna, la señorial figura del antiguo hotel Portillo, de fulgurante amarillo reflejado en las aguas, está ahora a nuestras espaldas. Comemos y bebemos de nuestras raciones de marcha, abro un sobre de jugo de papaya, "mmmm...papaya, no parece ser una buena elección", había comentado Vicente, al verme preparar la ración antes de salir de casa. Pasarán varios años antes de volver al de naranjas, tal vez nunca. Hasta antes del Aconcagua - según yo - era el más logrado jugo artificial, el odio nació allá, en las alturas, después de beber la preparación número cuarenta o cincuenta.

Observo a Carlota, permanece a unos metros de nosotros, nos observa con disimulo, tal vez tiene dudas de haber venido, quizás piensa que aún puede volver, la miro directamente a sus grandes ojos, me evita. Proseguimos la marcha por una planicie de fina arena, es el punto en donde ingresan las aguas a la laguna, esas que vienen de la cordillera, ríos y quebradas bajando con ruido ensordecedor, por ahora solo paisaje con aroma a desierto.

Tres de la tarde, primeros pasos sobre la morrena glaciar, sobrecoge el espectáculo; a la derecha, directamente sobre nosotros ahora, los Tres Hermanos, a la izquierda imponentes paredes rocosas que marcan el límite con el cajón inmediatamente al oeste, el Ojos de Agua, más allá, cascadas de hielo aferrándose con desesperación - son las últimas de la temporada - el invierno está por llegar, con su llegada, cientos de nuevas cascadas florecerán nuevamente para engalanar el formidable circo rocoso labrado por las más descomunales masas de hielo que avanzaron creando la maravilla que ahora recorremos. Un poco mas adelante, se erige aún más imponente la pared sur-oeste del C° Parva del Inca, que con sus 4831 metros es el señor del Ojos de Agua. Atrás, no tan lejos al sur, el Glaciar Juncal, soberbio río de hielo completa una imagen de ensoñación. No pedimos más nada, lo tenemos todo.

Acampamos en una depresión morrénica, a escasos metros de un mancha de hielo. Toda el agua que hay a nuestro alrededor, permanece en forma de hielo, el más duro, ese de fin de temporada. No hay mas remedio que fundir, lejos la labor mas tediosa del campamento, en un noventa y nueve por cien de los casos, el proceso se realiza justamente, cuando más deshidratados estamos, o somos víctimas de la sed mas horripilante; mataríamos por agua, pero no, seguimos fundiendo, un litro, dos, cinco, diez. Derretir hielo en vez de nieve, tiene una ventaja, como posee escaso aire, resulta más rápido licuarlo, y se obtienen volúmenes similares a su extracción, una olla de hielo, equivale a una olla de agua; la desventaja? un par de minutos picoteando a mediana intensidad con el piolet, dejan sin aliento hasta al más entrenado.

Nuestra Norh Face es para tres personas, con cuatro se inician las incomodidades, se sabe, por estudios del comportamiento en ratas, - que dicho sea de paso, estuvo de más, porque sencillamente pudo haberse observado a montañistas, o a quienes deben viajar en transporte urbano, o metro en la hora punta - que el hacinamiento eleva los riesgos por agresiones y disputas territoriales, pronto aparecerá lo peor de cada montañista, lo siniestro, el lado oscuro, Carlota parece tener claro este aspecto, y no deja duda alguna que su intención es hacer un vivac. Todo cargo de conciencia al imaginarla ahí afuera, expuesta al frío de la noche se desvanece al observar su equipamiento magnífico, diríase que excede largamente las exigencias.

Domingo, seis quince de la mañana, me incorporo y tiro el cierre del vestíbulo. No existe sonido más típico de campamento, que el generado por el cierre mientras recorre la cremallera, generalmente lo último en escucharse antes de ir a dormir, señal que todo ha terminado por ese día, es también lo primero en escucharse por la mañana, timidamente algunos sacos de dormir, siguen luego las puertas, anuncio que la jornada ha comenzado.

Mientras desayunamos, observamos nuestro objetivo, intentando leer la mejor ruta a la cumbre, coincidimos en señalar que mucho se parece al Bismarck, la estribación sur del Plomo. Desde nuestra posición vemos una fuerte pendiente que antecede a uno o dos plateau que solo adivinamos. Nuestra decisión es hacer la vía directa, hasta alcanzar el segundo de ellos, desde ahí seguir por la derecha, hasta alcanzar una canaleta que parece conducir hasta el filo cumbrero.



Preparados, iniciamos el ascenso, avanzamos por un acarreo de grandes piedras, están firmes y bien asentadas, las usamos cuál escala, Carlota se desplaza con facilidad, teníamos preocupación por saber como trabajaría en áreas más complejas, al verla nos despreocupamos, voy haciendo punta, Francisco a continuación, Gastón cierra el grupo, Carlota un tanto desordenada, va y viene de una posición a otra, que duda cabe, posee forma física óptima.

A la hora y media alcanzamos el primer objetivo, el plateau más pequeño, la pendiente sigue en aumento, y se torna directamente proporcional a la calidad del acarreo, a las grandes rocas firmes, suceden las rocas mal asentadas, frágiles; estamos en lo que en jerga montañistica se conoce como mierdalita, también cacarreo, en ambos casos señala un sector de muy mala calidad, la más pésima elección para ascender.
Otra hora y estamos en el segundo plateau, intentamos una nueva lectura del cerro, para corregir o reafirmar que vamos por la ruta adecuada. Doscientos metros más arriba, un gran conglomerado de rocas, parece ser el punto culminante antes del último plateau, la ansiedad puede más y ascendemos directamente, pronto estamos en la base misma, demasiado tarde para comprender nuestro grande error, pendiente de casi 45 grados, roca de muy mala calidad, estamos atrapados en la base del gran conglomerado haciendo peligrosos e infructuosos intentos por escalarlo por sus flancos, con cada paso de escalada, se desmoronan cien rocas, Francisco hace intentos por izquierda, yo por derecha, Gastón entrega el consejo técnico apropiado, "apoya el pie izquierdo arriba!", o "intenta empotrar con puño a la derecha!", las manos sudan, bloquear el miedo es esencial. Aún podríamos intentar un avance utilizando los veinte metros de cuerda semi-dinámica que portamos, y la cinta, mosquetones y el par adicional de artilugios. Conversamos y analizamos, finalmente la razón se impone, decidimos bajar hasta el plateau inmediatamente anterior. Así lo hacemos. Una vez en este punto, reímos de buena gana, el mejor remedio para olvidar el miedo. Nueva decisión, practicar un traverse hacia la izquierda, Francisco nos dice que por ahora basta para él, - entendemos su decisión - fué él mas expuesto, está cansado. Han pasado mas de dos horas.

Entregamos una de las radios a Francisco, ha decidido bajar hasta el campamento base, “me tomaré un buen té” nos dice más tranquilo, Carlota le acompañará, juntos inician el descenso. Un par de minutos después, reiniciamos el ascenso. La ruta ahora es clara, nos lleva nuevamente por acarreos de grandes piedras y fuerte pendiente, en poco más de una hora estamos cerca de la canaleta que conduce directamente a la cumbre. Mientras ascendemos mantenemos contacto radial con Francisco, quién ya está en la carpa, habíamos acordado que las trece, era la hora tope para avanzar, y es precisamente la hora que en estos momentos marcan nuestros relojes. La canaleta está ahí, tan cerca. Por esta vez, debemos renunciar.

Durante algunos minutos observamos en silencio el maravilloso escenario, y ofrecemos nuestros mejores pensamientos para Christián de Groote, hombre de montañas, practicaba la pasión de su vida, cuando la muerte le llamó en este lugar, protege ahora a los Tres Hermanos por siempre jamás. Decimos adiós y comenzamos a bajar.

El retorno se hace rápido, como suele ocurrir. Hay prisa por volver con luz natural, cinco horas nos separan aún de Portillo. Mientras levantamos campamento, Carlota duerme plácidamente. El descenso se hace por la izquierda de la morrena utilizando lo que parece ser una mínima huella sobre el acarreo, en casi tres horas estamos nuevamente recorriendo las finas arenas del sector con aroma a desierto, los músculos comienzan a reclamar descanso. Iniciamos el recorrido del margen de la laguna, el hotel cada vez más cerca, vamos a paso forzado, estoy un par de cientos de metros delante de Gastón y Francisco, Carlota me sigue muy cerca, puedo sentir su respiración, solo unos metros más, veo el andarivel junto a las cabañas, allá está la camioneta azul.

Llegan los demás, compartimos algunos últimos bocadillos. Alguien del hotel se acerca con semblante serio, “nos tenía preocupados”, dice, y continua, “supusimos que estaba con ustedes”. Así es, le respondo, “nos acompaño todo el fin de semana, ha sido una notable compañera de aventuras, conoce el cerro como nadie”… “ven conmigo Carlota, ven, debes tener mucha hambre, estos San Bernardo comen como nadie”, dice el hombre mientras se aleja.

En la camioneta están ya acomodadas las mochilas, lentamente nos movemos para salir del estacionamiento, Carlota nos ve, y corre algunos metros tras nosotros, acelero y pronto la dejo atrás.

Adiós dulce Carlota, adiós.




mayo 13, 2003

Inca y su lección de vida
De verdad me impacta el noble Inca, mi respeto por el aumenta conforme lo voy conociendo y enterándome de mís pasajes de su perruna vida. Vamos de regreso y lo observo a través de la ventana del asiento trasero, se le vé satisfecho, contento, conforme y sereno, va sintiendo la brisa fresca, y la fragancia de la vida.

Su dueño, Andrés me cuenta que a veces duda si llevarlo o no, que su estado general, los días lunes, - post excursión -, es bastante calamitosa. Tan deplorable es, que resulta dificil no sentir pena, "me aconsejan no llevarlo mas", me dice reflexivo. Pongo atención a su forma de desplazamiento en el cerro, a la cojera producida por la lesión en su mano se agrega otra en su
pata derecha, que aparece después de un par de horas de caminar. Nunca abatido, es todo entusiasmo y afán, realmente un ser de quién aprender mucho. Conversábamos con Andrés, que seguramente Inca, era incapaz de asociar su aciago estado de los lunes, con la salida del día anterior.
Elucubrábamos que probablemente esta canina limitante permitiría que semana tras semana demostrara tan magnífico entusiasmo por volver al cerro. Humana explicación para tan incomprensible comportamiento. Que feliz limitante, pensé después. Cuantos de nosotros, hemos abandonado aquella pasión que nos producía alegría y felicidad, solo porqué un nimio dolorcillo nos afectaba ?

Miro sus ojos, y caigo en la cuenta de tan errónea conclusión. Los lunes, Inca recuerda perfectamente la maravillosa jornada vivida el día anterior, ha retenido cada uno de los mil detalles de la aventura, y su olfato privilegiado le sigue regalando desde la distancia los aromas de hierbas y pasto. Es el precio que decidió pagar por mantener su pasión, y ahí estará tirado, cada lunes, y martes, y miércoles, o todos los días si así fuese necesario. Ya pronto será Domingo, el día mas hermoso de la semana, aquel día que vale la pena vivir, pero no a medias, con todo, desde el primer hasta el último minuto.

No oigas consejos Andrés, permite - hasta donde puedas - que el noble Inca, pueda seguir disfrutando su pasión; hasta el último día de su vida. Cuando llegue ese Domingo en que no se levantará más, cárgalo como tantas veces, temprano en la mañana y llévalo a los cerros de sus amores en donde su espíritu morará feliz.



mayo 12, 2003

La muerte aguarda tras el espejo
Me descubro ensimismado y absorto examinando mi propia imagen reflejada en el espejo del baño. La observo casi con morbo, como si se tratase de una representación extraña, lejana. No es mi imagen, no soy yo, es un cuerpo cualquiera. Singular y sorprendente sensación, esa de experimentar el estar fuera del propio cuerpo, hago esfuerzos para prolongarla, finalmente no lo consigo. Ejercicio extenuante, intento reanudarlo y fracaso.

Por un segundo pude ver. Lo que ví no me gustó. La imagen reveló transformación lenta e inexorable. Descomposición. Era yo mismo observando mi propia destrucción, en un muy cruel, irremediable e irreversible proceso cuya culminación será en aquel instante en que el último hálito abandone el cuerpo. Sentí miedo como pocas veces.

Abandono el cuarto de baño y busco a mi compañera, está sentada leyendo, tranquila, ajena, la abrazo fuerte, como si me estuviese marchando para siempre, estoy temblando, ella no entiende que me sucede, no sabe que hace tan solo minutos me vá cara a cara con la muerte, que está ahí, muy cerca, tras el espejo, esperando que nosotros, pusilánimes y timoratos nos atrevamos a mirarla de frente y escuchar como nos dice que no solo los demás mueren, también uno.





mayo 09, 2003

Trilogía imperdible - Un "must" del fin de semana santo
Ad portas de un nuevo fin de semana santo, debo recordar a Uds. las obligaciones que impone esta especial fecha. Tal vez la más importante sea sentarse a ver, por enésima vez, la trilogía "Demetrio el Gladiador", "Sinhu� el Egipcio" y por supuesto "El Manto Sagrado", todas protagonizadas por el insufrible Victor Mature. No aguanten que sus hijos pasen un fin de semana como si fuesen vacaciones, no señor !! aprovechen muy bien la oportunidad que ofrece la vida para desquitarse de todo lo que debió sufrir uno; se acuerdan de aquellas semanas santas de antaño, cuando estaba prohibido hasta respirar, y había que fingir semblante serio so pena de un buen par de guascazos en la zona escapular, conocida también como el lomo ?

Otra alternativa es salir de Santiago y experimentar en cuerpo presente el significado actual de la Auto-flagelación, transitando por las modernísimas vías, - no exactamente crucis -, construidas para nosotros, a punta de coimas y contratos brujos, de modo que podamos llegar sin demoras a los lugares de recogimiento y reflexión, y en donde las únicas estaciones penitenciales que recorreremos, serán los catorce peajes y la parada en el averno de los avernos, lo mas cercano al infierno en la tierra...el pronto-copec.



mayo 08, 2003

Dijo libertad ?
"Te regalaron un perro y recibiste un amigo, te comprastes un auto y obtuvistes libertad...".

Algo así dice parte del spot comercial que por estos días se exhibe en la TV. Totalmente de acuerdo con lo del perro, salvo que sea un Rottwailer, pero quién podría estarlo con lo del auto ?. Alguien puede creer que al comprar un auto está obteniendo libertad ?. Seguramente se refieren a que se obtiene libertad para decidir a que arca municipal se entregará el impuesto que dará vía libre para pseudo-circular en neurótico estado, en medio de la masa de autos, o la libertad de "patear la perra" todos los lunes al constatar nuevamente que, el fósil-combustible, subió de precio. Quizás se refieren a la libertad que tendremos para escoger la empresa de seguros que por un monto "razonable", nos proveerá de cobertura adecuada para transitar cubiertos de riesgos, y por un pequeñísimo importe adicional, incluirá en el contrato un párrafo que nos permitirá avanzar con luz roja, y así, despreocuparnos nosotros de los molestos trámites que implica reventar a peatones imprudentes o prudentes, da lo mismo. No será que hablan de la libertad que tenemos para escoger si pagaremos con efectivo o cheque, el parte cursado por el funcionario que sorprendió el objeto que nos proporciona libertad, mal estacionado ?



La libertad a que se refiere el comercial está en las antípodas de la verdadera, esa que sentimos en la montañas o en pleno contacto con la naturaleza, la que se experimenta al constatar que para vivir bien y mejor, solo es suficiente con aquello que podemos llevar a la espalda, en nuestras mochilas. De retorno, después de algunos días en la vastedad de la naturaleza, no sentimos acaso, que acá, en la ciudad, mucho nos sobra ?. Esa maravillosa sensación pertenece al dominio de la libertad.





mayo 07, 2003

Sucesivas incursiones nocturnas al Hipermercado Jumbo, - ese que siempre nos da más - permitieron que acumulara un muy suculento número de "Jumbo-puntos", aquel programa para "fidelizar" al cliente - quizás debería decir al creyente -.
En una de esas tantas incursiones, al abandonar la caja, y por supuesto, después de haber practicado sagradamente la caridad electrónica, esa notable creación humana, que nos ha permitido ayudar al desposeído en forma tranquila, cómoda, segura y, lo más importante, sin las molestias que implicaban las formas antiguas; "donaría ud. los cinco pesos a la hermandad de...", "por supuesto !", respondemos de inmediato, - casi interrumpiendo a la cajera - que ocurrencias esas, de preguntar algo así; claro que donaríamos !! y no solo cinco, también diez, veinte o treinta pesos, todo el redondeo si es necesario. Enter en la tecla correspondiente, y ya está !.
Tendremos problemas si en cielo no están registrando este tipo de transacciones.

Decía, que fué en una de esas incursiones, cuando me percaté de la extraordinaria acumulación de Jumbo-Puntos. Se trataba nada más ni menos que ciento cincuenta mil puntos !. Imposible no soñar de inmediato con los cientos y cientos de fabulosos productos a los que tendría acceso, refrigeradores, lavadoras, un home theatre tal vez. Presa de la excitación, busco con desesperación algún empleado que me indique en donde conseguir el Jumbo-catálogo, lo hojeo con avidez y leo: 150 mil jumbo-puntos le permiten acceder a un precioso jarro de vidrio con tapa plástica, una almohadilla cervical en fino tornasol y a un práctico bio-lector de grasa corporal. Es todo. No hay posibilidad alguna de electrodomésticos, o electrónica mayor.

Golpe duro. De un plumazo el sueño se derrumbó. Una caminata por los amplios pasillos atiborrados de ordenados productos,
devuelve el ánimo a mi cuerpo, no hay cosa mejor para el espíritu que comprobar que hay tantas y tantas cosas a las cuales podemos acceder, y más encima nos regalan puntos por ello.

Salgo tranquilo, afuera la noche está fresca, decido caminar. Como se usará este bío-lector de grasa... ?