junio 02, 2003

El día en que lo cotidiano reveló la trascendencia - Para mi amigo Vicente
La búsqueda de la trascendencia, pilar fundamental para dar sentido a la vida humana, algunos la buscan con tanto ahínco, casi con desesperación, otros simplemente esperan que cruce por sus vidas, como una predestinación.
Para propia desdicha, pertenezco a los primeros. Pregunta planteada mil y una vez, que estoy haciendo por alcanzarla ?, como respuesta solo un mortificante silencio y el peor de los mutismos, aquel que proviene de uno mismo, después el desconsuelo. Y si tuviese alguna convicción religiosa ?
No, tampoco me he permitido semejante bálsamo. Inconmensurablemente lejana, apartada de nosotros por la monstruosidad de lo cotidiano, estoy seguro, nunca la alcanzaré, la muerte pronto llegará, mi ataúd reposará para siempre sepultado por la levedad.

Mi amigo Vicente

Fue un domingo distinto, sino el mejor, cada paso que dimos hacia la cumbre del Provincia, constituyó un acto esencial, ahí estaba, acompañando a mi hijo Vicente en su propia búsqueda, permanecí a su entera disposición, más que padre, fui su par. Mientras subíamos pude entender que la trascendencia ha estado siempre ahí, a la mano, alcanzable, mía en tantos momentos. Al retorno lo abrasé como nunca, le di las gracias por señalarme un camino para encontrar respuestas.

El Provincia, que había llegado a convertirse en un cerro aterradoramente cotidiano, se convirtió mágicamente en un lugar que a partir de ayer subiré siempre feliz
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