enero 20, 2004

Están por sobre el Hombre

El año 1961, el muy célebre escalador Italiano Walter Bonatti, fué actor principal de una de las peores tragedias ocurridas en el Mont Blanc. Hasta ese entonces, el pilar central del Freney, - una formidable torre de granito en la vertiente este del macizo, permanecía inescalado y era considerado por muchos, como uno de los últimos problemas no resuelto de los Alpes.

Los pormenores de esa tragedia, en donde murieron trágicamente, cuatro escaladores, están muy bien narrados en el libro "Freney 1961 - La gran tragedia del Mont Blanc". Ese año, dos cordadas de experimentados escaladores "coinciden" en el intento por alcanzar la gloria. La Italiana, liderada por Bonatti, e integrada además por Andrea Oggioni y Roberto Gallieni y la francesa, compuesta por Pierre Kohlmann, Robert Guillaume, Antoine Vieille y el famosísimo escalador Pierre Mazeaud. La "coincidencia" deja a ambos equipos, sin más remedio que unir esfuerzos. A no más de ochenta metros de la cumbre, se desata una fortísima tempestad, y los hombres son atrapados en la "Chandelle", un extraplomo de granito a 4.500 metros de altura, ahí permanecen muchas horas soportando estoicamente el castigo de la tormenta inclemente.


Cordada Freney


Dos días después, aprovechando una momentánea y breve pausa de aquel infierno climático, deciden escapar. Liderados por Bonatti, el grupo inicia el dramático descenso. Juntos, escriben las páginas de una de las tragedias más famosos del alpinismo. Tras un cuarto vivac, los escaladores van muriendo uno a uno, curiosamente, la mortal serie se inicia con el más joven de los escaladores, avanzando inexorable hasta el de más edad. Primero muere Vielle, después Oggioni, - compañero inseparable de Bonatti - horas más tarde muere Guillaume al caer en una grieta, finalmente Kohlmann, quién antes de morir, pierde totalmente la razón. La única salvación posible era alcanzar la seguridad del refugio Gamba, finalmente a el, solo llegan Gallieni, Bonatti y Mazeaud. Ya a salvo, Bonatti señaló, "nos hemos salvado los únicos que teníamos un amor esperándonos".


Bonatti, escalando


La prensa de su propio país, fustigó durante mucho tiempo a Bonatti, le acusaron de ser uno de los causantes principales de la tragedia ocasianada según muchos por un feroz impulso de competencia, que lo encegueció al punto de no permitirle advertir los riesgos de tan peligrosa empresa. Fué esa misma prensa, que en forma previa, lo había erigido como héroe nacional, y lo había impulsado a empuñar la espada y avanzar venciendo imposibles en nombre de la nación. Extrañamente en Francia, - gracias al relato exculpador de su adversario, Mazeaud -, fué condecorado por méritos. "No me perdonan el error de haber regresado con vida" señaló Bonatti.

En ocasiones, las montañas, se transforman en formidables escenarios, en donde tienen lugar las más cruentas luchas. Surgen espontáneas, poderosas y primitivas fuerzas ancestrales que impulsan a humanos a enfrentamientos por lograr la supremacía. Muchas veces en la historia, esa espontaneidad nunca existió, y más bien se trató de planificada estrategia de algunas Naciones, por clavar sus banderas en lo que era considerado un desafío mundial, suerte de mensaje a las otras naciones del mundo, "mírennos, somos nosotros, los vencedores de lo que uds. consideraban un imposible", así, destinaron cuantiosos recursos materiales y humanos para demostrar al mundo el poder de aquel Estado-Nación.

Los que nada saben de montañas, acusan a estas, de ser las causantes de las tragedias, y adjudican a ellas, la explicación a todas las pasiones, y bajezas humanas; en ocasiones, - las menores - les atribuyen también las grandezas, los actos heroicos y la entrega humana sin límite. Ellas siguen ahí, parecen inmóviles, permanecen inmutables, nos observan desde que nos alzamos en dos pies, nos han abierto las puertas de entrada a sus dominios y de vez en cuando han pemitido que el hombre sienta que las conquista, que las vence, que las domina. Es un juego, no puede ser vencido quién no presenta lucha, quién no es antagonista.



Están por sobre el Hombre


Las Montañas, cuyo único pecado ha sido estar por sobre el hombre, encima de él, mas cerca del firmamento infinito, y primeras en recibir cada día, el poder generador de toda vida que es el Sol, no son ni serán jamás adversario del hombre. No existen victorias sobre ellas, se trata de triunfos sobre uno mismo.

Jorge Milla