Tiene usted una entrevista pendiente
Los expertos estudian seriamente las causas del porqué fallan las campañas destinadas a promover el que las personas se conviertan voluntariamente, en donantes de órganos. En las escasas oportunidades en que se produce uno de estos eventos solidarios, los medios de comunicación otorgan masiva cobertura a la noticia, atribulados familiares son entrevistados una y otra vez, - como en turnos -, primero los que están experimentando la pérdida del ser amado, después quienes podrán rescatar de la muerte al padre, hermano o hija. Intentan los medios por esa vía, sensibilizar a la comunidad, si de paso la noticia beneficia al dios raiting, tanto mejor. No hay reacción.
Se instauran la más diversas y creativas formas, el día del donante, consultas al momento de obtener licencia del conducir, la semana del donante, el mes del donante. Nada. Insisten los representantes de las colectividades religiosas, - aquellas con mayor número de seguidores -, curiosamente coincidentes frente al tema. No se oye padre. La comunidad sigue sorda. Turno de alzar la voz de legisladores, políticos, de las denominadas figuras de la T.V, los futbolistas. Nada. La indiferencia se mantiene y crece la desesperación de quienes esperan por esa última alternativa, la que les permitirá extender la vida que se extingue lentamente ante la indolencia.
La causa de tanta indiferencia es simple, se llama miedo. El más grande, enorme y profundo miedo a la muerte. Afecta a la gran mayoría de la cultura occidental, acostumbrada a disfrazar a la muerte de las más diversas formas, negarla a toda costa, evitar toda referencia, prohibido pronunciar su nombre. No existe, solo los demás mueren, nosotros no.
Aceptar convertirse en donante de órganos es ponerse cara a cara con la muerte, esa equis en el anverso de la licencia de conducir, o la firma en aquel formulario notarial, significa aceptación de la propia muerte, pavoroso para la gran mayoría, el más feroz recordatorio de la humana temporalidad.
He aquí la causa del porqué fallan todas las campañas, seguirá sucediendo mientras no aceptemos de una buena vez, que estamos condenados inevitablemente a morir, usted, yo, todos.
Atrévase y solicite hoy mismo esa entrevista pendiente con la muerte, permita que sea ella misma, quién le explique, que nada obtendrá de negarla. Inexorable llegará. Acéptelo y mirándole a los ojos, dígale que se proclama usted, vencedor en vida, de todos los miedos.
Gran desafío, convertir al humano en un donante por excelencia. En vida, donante de alegría, comprensión, de paciencia y amor, extinguida esta, aún será posible permitir a otros, seguir regalando más de eso mismo que nos hace tanto bien.
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